Las historia del oboe es muy interesante dada la importancia del instrumento. Gracias a su sonido, caracterizado por un timbre brillante, penetrante y expresivo, las obras resultantes son sorprendentes. Cuando se utiliza en una orquesta, aporta expresividad y emoción, así como un cierto virtuosismo.
La evolución histórica del oboe
Como ocurre con el resto de instrumentos, el oboe ha ido evolucionando con el paso de los años. Puedes rastrear sus origines hasta la Antigüedad, aunque no en su forma actual.
Antecedentes
El oboe es un instrumento que proviene de artefactos musicales de doble caña. Los primeros restos arqueológicos encontrados datan de en torno al año 3000 a. C, en concreto, a unas representaciones pictóricas. Estas pertenecen a la civilización mesopotámica, la cual ya usaba un instrumento de lengüeta doble llamado abud.
Mil años después, en torno al 2000 a. C, aparece en Egipto con el nombre de majt y alcanza una gran popularidad. Igualmente, sería adoptado primero por la cultura griega, que lo llamó aulo, y después, por la romana denominándolo tibia. Sin embargo, según se acercaba el final de la Edad Antigua, las formas previas del oboe caerían en el olvido.
Edad Media y Moderna
Para el siglo XI, vuelven a aparecer instrumentos de doble lengüeta tanto en Europa como en Oriente. De entre todos, el más destacado fue la chirimía, que surge durante el Renacimiento. Si te preguntas por qué fue tan importante, la razón es sencilla: era usada por los juglares. Es decir, podías encontrar expertos en su uso en las cortes del continente, así como amenizando al pueblo llano.
Edad Contemporánea
A principios del siglo XX se produce una modernización con la incorporación de tres nuevas llaves: los platillos. Tras haber sido aceptado con éxito en América y Europa, la versión más exitosa del instrumento fue la francesa. En los modelos actuales, se incorpora una llave de resonancia para el fa de horca, una de las últimas actualizaciones para uno de los mejores instrumentos de viento.
Las 10 mejores obras de todos los tiempos
Con el paso del tiempo, diferentes autores incluyeron al oboe en sus obras. Entre ellos puedes encontrar a genios como Mozart o Haydn, quienes no dudaron en crear piezas específicas. Y es que no pudieron evitar caer bajo el embrujo de un instrumento capaz de generar tanta belleza.
Concierto para oboe de Mozart
Se trata de una de las obras más conocidas y apreciadas para este instrumento. Mozart lo compuso en 1777 para Giuseppe Ferlendis, un experto italiano en oboe que había adquirido cierta fama.
Concierto para oboe de Richard Strauss
Es una de las últimas obras que compuso (en 1945). Fue un encargo de John de Lancie, un soldado estadounidense que había sido primer oboista de la Orquesta Sinfónica de Pittsburgh. Destaca por su riqueza tonal y su expresividad.
Concierto en re menor para oboe de Alessandro Marcello
Fue escrito a comienzos del siglo XVIII y es una de las obras más conocidas del autor. Asimismo, es un buen ejemplo del repertorio oboístico barroco.
Concierto para oboe de Vaughan Williams
Esta obra pastoral consta de tres movimientos:
- Rondo Pastorale
- Minuet y Musette
- Scherzo
A modo de curiosidad, cuando iban a estrenar la pieza en el Londres de finales de la Segunda Guerra Mundial, hubo que detener la representación por un bombardeo con misiles V-1.
Sonota para oboe y piano de Francis Poulenc
El compositor la escribió en 1962 en memoria de Serguéi Prokófiev, lo que le llevó a darle forma de obituario. De hecho, el autor desarrolló el último movimiento, Déploration, poco antes de morir.
Sinfonía de los Adioses de Joseph Haydn
Haydn la escribió en 1772 para su patrón, el príncipe Nikolaus Esterházy. Para interpretar sus cuatro movimientos es necesario utilizar dos oboes.
Sonata para oboe y piano de Camille Saint-Saëns
Consta de tres movimientos y es una de las pocas obras que el autor dedicó a los instrumentos de viento. Una vez la terminó, pidió que fuera editada la más pronto posible para poder escucharla.
Tres Romances de Robert Schumann
Es la única composición para oboe de Schumann, la cual terminó en 1849. Consta de tres piezas breves en forma de lied ternario, algo que ha llevado a pensar que vio la luz en un episodio maniático del autor.
Sonata para oboe y piano de Henri Dutilleux
El concierto destaca por su complejidad y modernidad. Es una de las primeras obra de Dutilleux, quien seguía los pasos de maestros como Ravel o Debussy.
Sequenza VII de Luciano Berio
Por último, la Sequenza VII es una composición publicada en 1969 y forma parte de 14 secuencias. Cada una de ellas está concebida para que la interprete un virtuoso del instrumento en cuestión.
Como ves, la historia del oboe es larga y compleja. Desde sus primeras formas, han pasado unos 3000 años, que han sido bañados por sus notas musicales. Conocer estas y otras obras es posible si te animas a descargar música gratis segura en las mejores plataformas. No dudes en descubrir muchas más. ¡Te invitamos a ello!